Película merecedora de varios premios. Nos sitúa en
los años 80, poco después del fin de la dictadura de Francisco Videla en
Argentina; de su mandato se revela que miles fueron presuntamente asesinados, y
se sospecha que no pocos fueron secuestrados y torturados. La misión del fiscal
Strassera durante el filme será reunir pruebas para acusar a los culpables y
hacerle justicia a Argentina. En primera instancia se nos cuenta un poco de la
vida del protagonista. Vive en un apartamento junto a su esposa Silvia y sus
dos hijos que aún asisten a la escuela; la hija mayor sale con un hombre cuya
edad la sobrepasa por mucho. Strassera recibe la llamada de uno de sus amigos,
quien desea instarlo a colaborar en el encarcelamiento de las personas
responsables, pero no desea hacerle caso porque teme que la vida de su familia
corra peligro, razón de ser para que sospeche del amante de su hija. Mientras
tanto, algunos jueces debaten sobre si hacer o no el juicio, pero deciden que
lo más pertinente es empezar cuanto antes, la situación es crítica y el
tribunal militar ha absuelto de sus crímenes a los comandantes del séquito de
Videla; al propio Videla, autor intelectual de aquellos crímenes. Strassera
recibe una carta formal donde se le exige, ya no se le pide, que reúna en cinco
meses las pruebas necesarias que se utilizarán para inculpar a los militares.
Contará con la ayuda del abogado Moreno Ocampo, y protección para él y su
familia. Con Moreno Ocampo haciendo de su mano derecha, contratan a varios
jóvenes sin antecedentes políticos, a manera de estrategia para evitar que el
pueblo los encasille como unos comunistas, y, en consecuencia, el juicio no
deje impacto en la consciencia social de los argentinos. Es así como se
encaminan a viajar por todo el país, buscando testigos de personas que hubiesen
sido secuestradas, o hubiesen visto algo que pueda probar su punto. Reúnen a
más de 700 y compilan toda la información en archivos. Durante el proceso
reciben fuertes amenazas anónimas, y el acoso de algunos miembros de la política
argentina que están en contra de tal aberración. Paralelo se nos cuentan varias
historias como la de Moreno Ocampo; ha crecido en una familia de militares y su
madre es una conservadora quien asiste a misa con Videla. Ella no puede creer
que su hijo decepcione de este modo a su familia y a su entorno; es una adulta
mayor con una mente inflexible. No obstante, el desea que la justicia se
aplique de la misma forma para todos sin excepción alguna, y luchará
incansablemente para darle una voz a las víctimas de la dictadura. Los juicios
empiezan y los rumores que alguna vez fueron considerados como tonterías de los
comunistas guerrilleros, adquieren la forma de verdad, memoria histórica del
pueblo argentino. Los testigos conmueven a todos, llegando incluso a tocar el
corazón de personas quienes era impensable abrieran los ojos como la madre de
Moreno Ocampo, incrédula ante los vergonzosos suplicios que fueron aplicados a
muchas personas que no habían cometido ningún delito. La magnitud de las
injusticias, como nos enseña la película, es de secuestrar a un profesional de
salud mental, que pertenecía a una asociación de psiquiatría cuyas siglas eran
las mismas que la de una organización “criminal”. Las pruebas abrumadoramente
sólidas les dan a los acusados con más responsabilidad cadena perpetua, como
Videla. Algunos aún quedan en impunidad, pero se trabajará arduamente por hacer
que paguen. La película cierra con el emotivo discurso de Strassera y la frase
“nunca más”.
Por Sara Sofía Tovar Haeckermann
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