El perfume : Historia de un asesino, de Patrick Süskind

 

El perfume, es sin lugar a dudas uno de los mejores trabajos de Patrick Süskind y una de las mejores historias ficticias sobre asesinos seriales en la cultura popular. Su éxito “asegurado” según dicen los mitos que detallan que Süskind desde la escuela se pavoneaba de escribir un solo libro bastante bueno; consiguió llevar a su autor a la opulencia, para permitirse vivir una vida cómoda y posteriormente desaparecer del mapa como un espejismo que se ve en el desierto. Nadie sabe a ciencia cierta qué sucedió con Patrick Süskind, pero nos dejó como regalo su mejor trabajo hasta la fecha. Pues, la historia de este asesino, es también la historia de un genio del olfato, que nacido en la pobreza y la miseria de las calles de París consigue gracias a su estoicismo y su genio, ser el maestro de los perfumes como ninguna otra eminencia. En este plano paralelo donde existe Jean Batiste Grenouille, hay una completa librería de fragancias, desconocida y oculta al resto de la humanidad; a la cual solo es accesible él mismo, empujándolo a abismos inconmensurables de placer.

Grenouille no puede parar, está atrapado en su embriaguez y en su imaginación, es un completo adicto. Pero su adicción, a diferencia de muchas de las que puede haber, se diferencia porque es su destino, es su marca de nacimiento. La genética, o los accidentes ocurridos cuando estaba en el vientre de su madre, cualquiera que sea la explicación, él solo ha nacido así para olfatear millones de olores a grandes distancias. Mozart podía escuchar cientos de sonidos y se convirtió en uno de los mejores compositores. El protagonista de esta historia fue dotado por la biología con un don similar, pero no nació con la suerte de poder sentir más que por los olores; todos a su alrededor son como objetos, Grenouille no tiene una pizca de humanidad y a medida que se avanza en la historia, tiene mayor necesidad de aniquilar para obtener las fragancias que anhela. Su mayor deseo en la vida no tiene límites, es un mundo que se expande sin fronteras, y sus pasiones, sus alegrías, sus emociones solo pueden existir si se cumple la condición en la que haya algún olor de por medio para llorar o para saltar de júbilo. Son estos entes, las fragancias, que generan algún sentimiento en el protagonista y sin embargo, nunca habrá una sola persona por la cual pueda sentir apego o incluso por la cual valga la pena sentir. Grenouille es uno, si puede llamársele así un psicópata de nacimiento. Estas personas que han sido estudiadas tanto por la neurociencia carecen por completo de una estructura cerebral que les permita relacionar el dolor o la felicidad ajenas con ellos, y en tanto que es así son incapaces de sentir una pizca de remordimiento o culpa una vez cometen un acto atroz o un acto delictivo. Se han publicado muchísimos artículos clasificándolos según diferentes categorías. Podemos así asegurar que Jean Batiste Grenouille es un tipo excepcional de psicópata ficticio capaz de sentir por cosas tan inertes como un perfume de jardín, pero jamás por un ser humano. El mismo, no parece ser consciente de su humanidad, y siente completo desapego a estas criaturas. La historia del perfume también explora el contexto histórico de la época más sucia de Europa con la narrativa del olor de las calles de París repletas de excrementos, cadáveres, basura y podredumbre. Realmente tiene sentido echarle una ojeada al libro, para descubrir aquel multiverso de los aromas que percibe un asesino singular.

Por Sara Sofía Tovar Haeckermann

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