Un mundo distópico, horripilante y que deprimirá a cualquiera que se atreva a sumergir su mente en las páginas de esta misteriosa novela publicada en 1949 por Eric Arthur Blair, o como en su tiempo él se hacía llamar para sus lectores, “George Orwell”. 1984 es una de las novelas más relevantes en su género; el manejo de la filosofía en su narrativa es profundizado por el mundo que se construye en torno al control político de las masas. Deja ver la vulnerabilidad y la predisposición que tenemos todos los seres humanos para ser manipulados de forma espontánea y sencilla con una simple palabra, con el discurso de un político o con una burda imagen fría y plana de la realidad. El autor es influido por las guerras ocurridas en Europa durante la primera fase del siglo XX, y en consecuencia a ello, se ve capaz de sintetizar lo aprendido de la experiencia que sucede a quienes han vivido los conflictos bélicos, entre naciones que se expanden constantemente, incentivadas por el poder y la riqueza.
A medida que avanza la lectura, se va apreciando más
el mundo de Winston, el protagonista; reflexiona sobre cómo el gobierno de su
país ha llegado a sustituir la realidad por los hechos ficticios -no demasiado
fantásticos ni inverosímiles de modo que luzcan como verdades- gracias a un
complejo sistema de censura y de propaganda bélica. Por ello es, que nadie se
ha atrevido a cuestionar la realidad, ni los dictámenes del partido
interior. No es posible cuestionar la
realidad con pruebas, si las pruebas han sido modificadas o desintegradas, y no
es posible tener la razón en ningún momento. No hay forma de transmitir una
memoria histórica oralmente ni por escrito, el partido posee todos los medios
para vigilar y controlar los mínimos detalles de la vida cotidiana de los ciudadanos,
que propiamente han sido despojados de su inherente posición como tales, y
ahora se dedican más bien a cumplir una función de rebaño. Los individuos son
completamente deshumanizados borrando cualquier foto o registro escrito; nunca
existieron; aquellos seres son ilusiones cognitivas. Estas premisas son parte
de la esencia que conforma la trama de 1984. Es posible también respecto a la
obra, relacionar los hechos que discurren con acontecimientos de la vida real
en la Europa del siglo XX en el periodo entre guerras; durante la segunda
guerra e incluso con la guerra fría pueden encontrarse similitudes en la
novela. Ya sea que estas no estuviesen ahí intencionalmente enmarcadas por el
autor, se convierte en una acertada predicción del futuro de la humanidad que
es posible aproximar analizando los hechos del presente. El mundo en 1984 se
dividía en 3 grandes bloques de naciones cuyos límites traspasaban barreras
continentales, y que, en sus diferencias políticas, todas tambaleaban sobre el
eje del autoritarismo siempre buscando una paz, manteniendo la guerra eterna.
De ahí una de las frases más icónicas y sobresalientes del libro sea “LA GUERRA
ES LA PAZ”; Los recursos del país deben destinarse a la guerra, la comida
escasea porque hay una pugna que debe ser combatida para mantener el orden
establecido. He aquí el problema, la idea que el autor expone en 1984, que se transmuta
en una de las obras más necesarias de leer para la educación de las masas, y a
futuro afectará en la elección de sus gobernantes y en el destino de sus
naciones que pueden o no despedazarse según las decisiones políticas.
Por Sara Sofía Tovar Haeckermann
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